Si no quedo yo, quedate por mi

Son incontables las veces
que caí en tus brazos
cuando intentaba correr,
sin siquiera saber caminar.
Las veces que tuviste
la sutileza de regañarme
con palabras dulces.
Fuiste mi sostén
desde que tengo memoria.
Las tardes de fútbol,

los gritos de alegría,
la pasión por la redonda,
Juan Roman y nosotros.
Me da miedo olvidar muchas cosas,
pero me petrifica y horroriza pensar
en algún día olvidarte a vos.
Soy tu pequeña,
el resultado de tus locuras,
el reflejo de tus rarezas.
Gracias por acompañarme
en la vida y en la muerte,
y tu frase que tanto
me duele el alma decir,
porque sé que lo decías sabiendo
que algún día te ibas a ir..
"Si no me quedo yo, quedate por mi".
Te amo lo que dure la eternidad, Abuelo.