Tambores de la paciencia
Él me dice que me quiere, la noche entera
Órdago imparable de posturas diestras
Páginas en la piel escritas en canela
Vals de caricias que salen a bailar.
Flores de flamenco rojas como el vino
Que bebió el testamento de la estrella
Que feneció en el mar.
Él me habla de visicitudes, me aliena
Exprime de mis senos, jugo de divinidad.
Divino el retrato de una cama en cuarentena
Picnic en el río del alba desvirgada
Por el cometa de unos gritos
Que un orgasmo sucumbido fue a lanzar.
El lanzamiento del cohete fue espectacular!
Llegó hasta la estrella con hoyuelos, bella
Que en el ombligo de la noche entera
Desamparó su vuelo en el mar.
Desamparó mi alma, al bailar el vals
Esa rosa de flamenco casada con el viento
Que en los bucles fogosos del tormento
Anidó el testamento de su estimar.
Los tambores de la paciencia truenan
Como tacones de feria, al pasar.
Él me dice que me quiere, la noche entera
Órdago bendito de sus espasmos
En la penitencia febril de los orgasmos
Que la noche en cuarentena
Retrata al amar.
LA MARIPOSA Y EL FUEGO
En errático vuelo
-cortas las alas para la maniobra-
roza de continuo las llamas
en la piel se cobra
el desafío el fuego
juega con la palabra
los pasos, su movimiento
hondo abismo en la mirada
E
rompe los ciclos, es el deseo
mutilar con un beso
las esperas del mañana
lo que no llega con la aurora
aunque no le ame
su voz se deshace en versos
lo seduce, lo enamora
busca en sus ojos el embeleso
la magia ardiente que de aquel añora
Corazones de diamante
A nadie abría mi puerta y
nada daba.
Duro en los quebrantos,
de seda blanca envolvía mi soledad.
Nunca viajé a otra piel sin
mis armas de combate:
mi silencio y mi pasión salvaje.
Me tentaron con palabras e infinitos.
Yo sabía de las mentiras del amor y
su tierna sintaxis que despreciaba.
el mapa de mi cuerpo desnudo la fuente
del río secreto de mi vida.
Y bebió y me dio la palabra.
Os dejo mi testimonio del amor
que rompe corazones de diamante.