Mientras contemplo las casas grises.

Mientras contemplo las casas grises.
_____________

Intento escribir las cosas que me pasan,
mis emociones y sentimientos –y cómo
no-, mis recuerdos-. Lo intento hacer de una forma
sencilla, contarlas con el corazón, que es
el mejor traductor del lenguaje de mi alma.
Llegar desde mi pecho como brisa, como
aroma, como llanto o risa, y a veces

Mi alma es un pozo grande lleno de agua clara,
que a veces se enturbia y otras se evapora. Mi
mente es el cubo que la saca, y mi pluma, el
cazo que la vierte para que el lector la
beba. Hoy tengo ganas de escribir hasta que mis
manos se cansen y mis fuerzas desfallezcan.
Contaros muchas cosas, por ejemplo: que me
encuentro sólo, que mi corazón está
llorando por mis ojos, que tengo ganas de
abrazarme a alguien, de pedirle que se quede un
rato conmigo para escuchar mis versos, que
me mire serenamente, que me ofrezca un
cigarro, que hablemos de las cosas de este
mundo, que escuchemos música de Wagner, que
me haga compañía hasta que mi esposa vuelva
con las bolsas del Corte Inglés a casa.

Pero me parece que no tengo a nadie, que
hasta el aire se ha marchado, que el timbre de
mi casa no toca, que tendré que contarle
al silencio -como lo hago siempre-, mis cosas…
leerle mis versos y pedirle que riegue
conmigo las macetas: mientras contemplo las
casas grises, que se clavan, como alabardas
de cemento, en el cielo imperturbable, que se
mira sobre las piscinas de las azoteas.

Autor: Francisco López Delgado.
Todos los derechos reservados.