La prosapia del Edén

Semillas de mis simientes
la velada perpetua de mi espera;
desprendida cada vestimenta
por la seducción de los caballos alados.

Aproximada a los frutos de la lengua;
espectáculo de la antorcha
que se mezcla al este, con la potencia de un tifón.

Sedientos labios en cada partícula,

y el fragmento que roza los pliegues
desde el primer hombre-mujer.

Las raíces empíreo
adentradas en mi garganta, convocando al sustantivo.

Un caudal y un brote fructífero en la rama del viajero,
bajo la cúpula espesa de la orilla que abraza la creciente,
moldeando las piedras resplandecientes.

En mi voz, el ropaje como faro;
tablones del puente tras caminatas
que respiran navíos porcelana.

Y la conquista en belfas difuminadas;
por cada lecho que en sus raíces pretenda
ser leyenda de ciudades engendradas,
mientras el fuego en los campos no logre alcanzarse.

Bajo mi brazo; los escritos antiguos,
los océanos de alabardas,
las heridas que nos crearon
y la fe…
el único manto en los hombros.
*

Octubre 18, 2016
Autor: Gabriela Ponce de León
-La Dama Azul-
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