ESE MAR QUE NOS SEPARA

Me consuela ver el cielo cada noche,
saber que cada brillo en las estrellas,
que todo el infinito negro que hay tras ellas,
es el mismo que tu ves al otra lado,
allí, detrás de ese inmenso mar que nos separa,
el mismo que nos une
cuando lanzo una botella sin mensaje
sabiendo que cada una que tú encuentres
puede ser la mía.
Sueño que la tomas, miras dentro,

que la abrazas si no hay nada, por si es esa.
La observas y le hablas,
le preguntas por mi vida, como va,
si soy feliz,
si algún día volveré a decirte que te quiero
y soñar,
que nada cuesta y nadie daña,
con un mundo diferente,
más justo, mas humano y más posible.
Ese que un mal día secuestraron
y encerraron los piratas del verso.
Los que dicen y defienden sin pensar
que nada vale el pensamiento, la reflexión
o un simple verso cuando dice lo contrario,
lo que no les gusta.
Me consuela ver el cielo cada noche
sabiendo que no es cierto,
que cuanto veo ya pasó,
que pensar es maravilloso,
que el verso ilumina el alma,
que enseña a amar,
que destierra el odio
e ilumina los caminos de la noche
cuando esta es fría en el astral.
Esa larga noche de piedra como dice el poeta,
que a fuerza de pensar, de sentir y de creer
en ese mundo diferente, lo encontró
y ahora que lo tiene lo valora,
lo quiere y lo desea.
Pero sabe que poco vale
si no es de todos, de los unos, de los otros,
de los vivos y los muertos
o de aquellos que aún tienen que venir
a protegerlo,
a compartirlo y luego amarlo
como yo hago,
cuando miro el cielo cada noche.

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