XI (Almas solitarias)

¡Por favor, libérame!,
no sé si soy culpable
para tener estas cadenas.
¡Libérame pronto! No sé
si me contenga, siento culpa…
no he robado la vida de nadie,
pero estoy presa y esta celda
es tan vieja, me atormenta su hedor
a sangre que no está en mis venas,
¡¡Me condena, me condena!!

no sé si mi alma es vieja
o es vieja esta pena,
no entiendo la gresca
que tiene mi mundo y el tuyo
ninguno de los dos comprende
de donde viene aquel murmullo
que hace interminable
este pensamiento, hace encontrarme
con mi antiguo desierto
e impide florecer mi huerto.
Por favor libérame, no sé
por cuanto más podré…
llevar estas cadenas
lacera mi alma condenándola
a vivir en agonía encarnada
en aquellas manos que destilan
grises sueños enmudecidos
en desérticas sabanas
que mengua la luna
a robar el alma.