Un silencio en mi alma.

No son bastante las palabras que pudimos usar para darle aciertos a este discurso improvisado al final de nuestra despedida, ambos estamos fuera del reloj y a contra tiempo.
Sin siquiera soñar, estamos aquí, ante la inmensidad de situaciones que no fueron posibles.
No basta sólo con desear y dar el último intento, hay cosas que no ocurren como uno quisiera y solo Dios sabrá porque.
Sigo construyendo sobre quimeras, aún conservando esa alma de niño.
Y muy a pesar del paso de estos años, me resulta imposible borrar tu recuerdo y mucho menos porque siquiera lo intento.
Hoy como todas las veces cuando se trata de ti, me conmueve aún tu partida, por todo lo que no te dije,y me sigue doliendo todas tus ausencias.Porque esta noche como en aquella tarde solo puede haber un silencio en mi alma, tan profunda como mi melancolía.