Un poema de amor que habla de ti.

Tarde en la noche decidí enamorarte, después de extraños sentimientos, de montones de miradas furtivas.
Deseé decirte que te amaba, sublimemente con palabras disfrazadas.
Fueron tus ojos intensos que me llevaron a aquello,
Como un príncipe que guarda su tesoro en la habitación más amplia de su corazón,
Así llevaba mi amor.
La noche tejía una cesta para mis sueños,
Cada estrella escuchaba cuando inconsciente y dormido pronunciaba tu nombre.
La luna brillaba en las noches de aquellos días,
Todos los astros me oían.
Tenía las palabras para tus gestos de vergüenza, esa manera de inclinar la cabeza, de ruborizarte las mejillas.

Observaba tus labios con ojos que no podrían ser de amigos y tú,
Sin pensarlo,
Dejabas que los viese,
Todas las tardes de días seleccionados,
La sala de tu hogar como lugar designado.
Cuanto amor rebosaba en el aire, cuando yacíamos alegres en el fino cuero de tu cómodo diván.
Era feliz, cuando acariciaba tu perro al llegar, cuando me recibías con una sonrisa, cuando me deleitaba con alguna de tus historias.
No importaba el tiempo o mi deseo.
Eras mía,
Cuando hablabas en voz baja,
Cuando me entregabas el vaso con agua cristalina,
Cuando me escuchabas atenta.
Te entregabas a mí en las sonrisas, en la atención, en la paciencia que profesabas para mi conducta.
Eran mías tus tardes,
Cuando al final del mediodía, llegaba para alegrarte la vida.