PRECIOSA O CONSTANZA (LA GITANILLA DE MIGUEL DE CERVANTES)


Al ritmo de zarabandas y seguidillas
desenvuelvese Preciosa.
No hay hembra más salerosa
que a cuatro cuartos
cobrase por declamar sola en Madrid,
sin el resto de gitanas.
Cuatro cuartos y si vinierase al
caso, ocho octavos
que, ganose tal fama
que querida era de todos
y del mesmo Juan de Cárcamo.
Al contado los romances, que no
vénganme a mí a plazos
y entre romance y romance,
para ganar sus favores
convirtiose el noble en gitano.
Fízose llamar Andrés
y dejose el caballero
en la honra y el apellido;
pues no tenía más interés
al ser de la raza calé,
que el de conquistar
su mano y lograr ser
della su marido.
En eso de suplantar,
Andrés llevose la palma
que pensose Preciosica
que de cuna era su raza.
Ignoraba la rapaza
que fuere de niña adoptada
y que en pila de bautismo,
pusieranle por nombre Constanza.
Agora, sepan que en quiromancia
sabíase una experta la hija
del corregidor; pues
en eso de leer las manos
facíalo con maestría,
sin necesitar mentor.
Tirabase de picardía.
No quejose nunca su abuela,
porque en las cosas del caco
a pesar de su decencia,
estaba bien instruida.
Y si sobrabanle manos
para leer las fortunas,
faltábanle a la adoptiva
para abarcar las ganancias de su
honesta gitanilla.
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