PESADILLA

Hoy desperté
acorralado por estas sábanas,
con olor a sexo, a lujuria,
a madrugada de alcohol y olvido;
escondido bajo la arrugada almohada,
tapado con imágenes vaporosas
de una vulva abierta, rosada…
desconocida…
que me atravesaba las sienes.

Y

mientras jugaba a ponerle
cara, gemidos, hombros, voz…
insistiéndome,
mortificándome,
persiguiéndome…
entre ese rompecabezas anatómico,
¡apareces tu!
Omnipresente, ubicua,
confirmando tu propiedad,
sobre este aglomerado estiércol
de carne y pesadillas
en que tu amor me ha convertido.

Solo eso me has dejado,
Obsesiones… deseos…vértigos
al recordar que exististe,
que te tuve…
que llegó a definirme
cabalgar sobre ti.

Y entonces,
¿para que planear olvidos?,
¿para que esconderme
en los abismos de lo perdido?,
¿para qué soñar con esa sanación
que no llega?,
¿para qué plantear en mi vida
la vana ilusión de la cura?,
si después de diez…
veinte…treinta días
sin que te sienta,
renaces en olor,
en canción…en sueño.
Y tú,
mi enfermedad,
mi obsesión,
y mi delirio,
aflora de nuevo.