Desnudarte
En el ocaso de una mirada
semiesculpida a la simetría
de un zafiro, iluminando su rostro.
A un paso más cerca
¡Oh proeza¡
cantos que imploran la voracidad
sobre sus labios
en un silencio ahogado.
D
estrecharme a la cintura,
escalar las escarpadas laderas
y su voluntad de roble.
Enjambre escarlata
en el acorde de sus cabellos,
miel desde la cerviz;
sublime sabor de paraíso en tierra.
Boca insaciable
de suaves gotas de dulzura
divinos dones,
convertidos en un estallido
de cada latido,
a la unión que me sujeta.
¡¿Coincidencia?!
¿Al golpe del corcel
con sus pupilas
internadas en la respiración,
a través de mi atavío?
¡Vivir!
Para rescatar de esta historia
el color de la mañana;
la opresión entre sus piernas;
en el reposo del juglar,
y de la hazaña
agonizar sobre el cayado
sin el valor por desnudarte.
Cuando vuelva a amanecer
romperá el mástil,
y como presagio, solo el naufragio.
Enmudecido,
tejer una corona que te adorne
y sucumbir en el temor.
Gabriela Ponce LS
Conoce más del autor de "Desnudarte"