ME SUEÑO
Me sueño con un masaje suyo.
Que me cepille la piel y me caliente la carne.
Que entrelace sus dedos con los míos y me penetre fuerte hasta saciarme.
Me sueño con su cuerpo en un abundante disfrute físico.
Con la libertad de tenerlo para mí y sentir su espalda lisa,
sus muslos firmes,
su aroma embriagante,
sus labios tersos mojando los míos,
su barbilla lustrosa acariciando mi cuello,
usando sus manos para taparme la boca.
Me sueño con sentir su vino espumoso y burbujeante en mi sexo y en mis senos que se enduceren de solo escuchar su nombre,
ese mismo que quiero gemirle una y otra vez a su oído.
Y es que lo sueño y me domina la dopamina.
Me recorre de la cabeza a los pies un cosquilleo intenso que desata mi libido.
Amor no es necesariamente,
más bien es un fuego que arde y arde pero no se consume.
Soñarlo es para mí un estímulo afrodisíaco tremendo.
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