La taciturna decadencia


La luna esposada al balcón,
y la ciudadela en pijamas:
la luz del octavo piso encendida,
las bailarinas notas desbordaban la esquina
el jazz del saxofón y el blues del piano
orquestaban hasta el alba.
los artistas emergían entre la opacidad
resplandeciendo las mentes, y las notas
danzando regidas por las leyes de la física.
L
otros buscaban la alquimia del verbo
Las letras transmutaban las paredes.
Los gatos maullaban su ópera.
Las putas disfrazadas de bellas ninfas
hechizaban a los pobres diablos.
Las sirenas volaban por las calles
socorriendo al maquillado primate
un pobre soñador en su inútil intento
lanzó la moneda el destino eligiendo la cara
en lugar de cruz para estar de frente
a la hoz del tiempo.
Como un perro en la alcantarilla,
eternamente aferrado al recuerdo
Intentó pellizcar un cielo,
pero sus pies afloraban en la tierra,
enraizados a la humana mezquindad.
en su mente anidaba.
la existencia de lo absurdo,
minaba su alma.
El suicidio de las hojarascas,
nos despertó del sueño, del idiota
¡Gritó la consciencia errante!
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