HUBO UN DÍA QUE...

2022 Dic 27
Poema Escrito por
Juan Antonio Conde Castro

Hubo un tiempo...,
en el que era el amor
quien escribir me hacía.

Mas..., vinieron: tormentas,
truenos, rayos, lluvias,
que arrastraron el amor
por amplias ramblas de ruina.

Huerfano de besos y caricias,

escribo, sí.
Escribo y canto a la vida.

A la risa de un infante
en una cuna mecida,
a la hoja trémula
de ese árbol de la esquina
que titilea y suspira
por los besos de las brisas;
al murmullo de los campos,
al otoñar de las colinas.

Escribo, sí.
Escribo y canto a la vida.

A las rosas de picos
crecidas en el hogar
de las encinas,
que se abren y se cierran
con monótona sinfonía,
al chirriar de píos, píos,
cuando se acercan, celosas,
aladas aves que las cuidan.

Al almendro rosado,
que bajo enero tirita,
y entrega llorando lágrimas,
que caen dejando vida.

Al torbellino redondo,
que raudo en su redondez,
gira espiral en el hondo,
y sube rotando orondo,
emulador de las cimas.

A las flores diminutas
que le llaman campanillas,
al girasol altanero,
ornamento de las fincas,
al cervatillo que dormita
a la sombra de la encina.

Escribo, sí.
Escribo y canto a la vida.

Al labriego en la besana
encorvado en su fatiga,
que arranca de las entrañas
de esta tierra bendita:
el pan que le sustenta
y sustenta a su familia.

Al piconero nostálgico,
que roza y hace gavillas,
quemadas en gran hoguera
en las altas serranías.

Al asno fiel, amarrado,
que se come las espigas
de ese cereal silvestre
que de esta manera hace
que se esparzan sus semillas.

Escribo, sí
Escribo y canto a la vida.

Al mugido de los prados,
al campanario de la esquila,
al pastor que se deleita
con una flauta pajiza.

Al perro guardian, que cuida
atento de los rebaños,
al lobo astuto que mata
los corderos retrasados.

Al jornalero moreno,
preñado de viejos soles,
que con manos ateridas,
estruja en el mes de enero,
aceite a los olivares.

Al jinete que cabalga
alazán de cinco años
por tierras de Andalucía
y va contando las reses
que pastan entretenidas.

Escribo, sí.
Escribo y canto a la vida.

A la paloma torcaz,
a la paloma zurita,
al perdigón de la jaula,
y al que acude allí a la cita.

A las yuntas de romos
que arrastran troncos, y tiran
de los gigantescos árboles
que el leñador derriba.

Al erizo del castaño
que protege la semilla
entregada libre al suelo
que la humedece y germina.

Al hombre que vive ausente
apartado de la vida
encerrado en residencia
donde enfermo vomita
los grandes sin sabores
de sus luchas y conquistas.

Trasto viejo olvidado
de los hijos y familia
que rumia así sus pesares
con aquel que le visita.

Escribo, sí.
Escribo y canto a la vida.

A la infancia, a su inocencia,
fruto del amor nacida,
en sucesoria cadena,
eslabones de rutina.

Escribo, sí.
Porque escribir, me da vida.

2022 Dic 27

Juan Antonio Conde Castro
Desde 2022 Feb 07

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