Golondrina

Que dulce misterio encierras
me preguntaba de niña,
escondida tras la vieja butaca
en aquella antigua casona de la abuela.
Golondrina alma llanera, o así te
imaginaba, en tus alas traías
paz, y en tu pico la vida.
Enigma eras para mí,
ver tu incansable faena. En tu pico
acarreabas el sustento de tus críos

que a gritos te llamaban.
Tú, dulce madre , esas delicias
uno a uno alimentabas.
Me intrigaba tu afán, al erigir
lo que parecía una taza.
De a poco en tu pico portabas
con temple y fijación el barro
para tu hogar.
En llegada traías; vida,
olor a fresco floral.
En tus alas primavera, verano, montada
de esperanza, verte era sonreír.
Tu vuelo era acertijo,
una completa acrobacia. Me hacía
pensar, no sabias a donde ir.
Claro que no era así,
pues te dignabas a llegar,
a aquel viejo caserón al tierras
atravesar. Admirable era tu ingenio
en paciencia, al construir,
de a poco ibas trayendo el lodo
la mezcla de tu morada.
Lodo, que recogías y mojabas
sin sumergirte en el agua.
Golondrina tu llegada, renacer
de sol y luz.
Tu partida, incógnito para mi.