Era rubia como el trigo.
________
Para ti, que corrías para
alcanzar un sueño…,
y vuelas por encima de la
vida y de las cosas.
______
Era rubia como el trigo
cuando lo madura el sol,
su sonrisa limpia y grande,
y sus ojos más brillantes
que la luz de un resplandor.
Solía ir al campo para
correr por la hierba fresca,
tirarse sobre los verdes
prados…, y oír el silbido
del viento al pasar por la
alameda.
¡Siempre corría y corría
con premura y sin descanso,
con su carita de lirio
y su vestido tan blanco!
“¿A dónde vas tan deprisa,
corriendo alegre y descalza…,
por qué te pasas el tiempo
deshojando margaritas
y pones tu cuerpo al viento
para que suba tu falda…?”
-Le preguntó otro niño
que de lejos le miraba.
“A pedirle a la paloma
que me dé sus alas blancas,
para volar hasta el cielo
donde he puesto mi mirada…
Si te acercas, y me coges
de la mano, volaremos
hasta los confines donde
nace el sol y destellan
las estrellas con enorme
resplandor…, y al alba -llenos
de luz- volveremos a la
tierra para continuar
andando juntos, hasta que
Dios nos llame a su gloria
para correr por sus campos
y sus prados celestiales “
-le respondió.
El niño le miró a la cara
-y cogiéndole la mano-
con voz suave le dijo:
“No hace falta que corras…,
dame tu mano, que vamos
a andar despacio… y después
espera que el tiempo y la
vida te traigan las alas
para que vueles muy alto ” -
Y después de andar un rato,
se dio la media vuelta y
se fue despacito, mientras
ella lo miraba con sus
ojos encendidos, rotos
por el llanto.
…
¡Y desde entonces, continúa
andando para encontrar
una alas..., y el apoyo
de unas manos que le lleven
hasta el cielo, donde puso
su ilusión…, y el azul de su
mirada!
Autor: Francisco López Delgado.
Todos los derechos reservados.
Conoce más del autor de "Era rubia como el trigo."