El planeta azul de los niños

2020 Ago 31
Poema Escrito por
cielo azul

*El planeta azul de los niños*
Existe un planeta de azúcar azul donde los niños pueden comer tantos caramelos como quieran, no hacen daño porque son dulces que nacen de los árboles, ¡Si abuelita, Y en donde está ese planeta! Yo quiero ir para comer paletas de azúcar y también para traer un caramelo a mi hermanita Sol.
Tal vez algún día puedas ir Nico, pero primero escucha la historia y cuando termine vamos hasta ese lindo planeta, ¡Esta bien Abuelita Malena, el pequeño se recostó en el regazo de la mujer y escuchaba atento y ansioso!
Cuando yo era chica estaba jugando con mis hermanitos en la entrada de la casa. Una gran nave azul bajó del cielo aterrizando en el prado, en ese entonces vivíamos en el campo, era un lugar muy hermoso, había muchos árboles frutales y un lago, tenía patos y cisnes, los animales iban a beber cada día allí.
¡Aquella nave era fantástica! Brillaba como una estrella azul, de ella bajaron unos niños vestidos de seda y oro, sus ojos eran como el mar y sus cabellos rojizos, se acercaron hasta donde estábamos nosotros, en sus manos traían unas cestas llenas de dulces de diferentes sabores.
Colocaron en nuestras manos aquellos obsequios preguntando si queríamos ir a su morada, para conocer su planeta, como éramos niños accedimos a ir con ellos, cuando entramos a la nave lo que vimos nos dejó maravillados.
¡Que vieron abuelita! Toda la nave estaba pintada de azul con muchas bombillas que expedían un olor dulce, las ventanas eran de cristal azucarado. Las sillas adornadas con figuras de animales de todos los colores, cada una tenía un cajoncito que contenía chocolates y frutas muy deliciosas.
¡Pueden comer todo lo que quieran! Dijo uno de los niños, no supimos cuánto tiempo pasó; al llegar a nuestro destino una escalera de azúcar descendió de la nave, bajamos de ella muy felices, era una gran aventura que jamás podríamos olvidar.
Allí nos estaba esperando un ejército de niños muy hermosos, parecían ángeles, los cabellos de algunos eran negros, otros rubios, pero los ojos eran todos azules, eran muy atentos y tiernos, ¡Así como tú mi niño! Nos llevaron a la casa real. ¿Qué casa más linda! Me quería quedar por siempre en ese lugar.
Después de ofrecernos una cena deliciosa nos llevaron a conocer todo lo que había en el planeta, las calles y todo lo que había era azul, menos los animales, vimos caballos con alas, aves que hablaban, leones blancos con cuernos, ellos no atacaban a nadie, los árboles producían los caramelos, por cada dulce había un árbol diferente y ellos fabricaban las frutas con las cosechas de dulces. Era extraño todo aquello, pero maravilloso a la vez. El prado también se comía, hasta las hojas de los árboles eran dulces.

Los niños asistían a clases como aquí en la tierra, jugaban igual que tú y nunca peleaban, era una ciudad muy ordenada y limpia, en el mar los peces no se comían unos con otros, se alimentaban de una extraña planta que florecía cada mes, sus capullos eran su alimento, luego que la comían ella se desaparecía, y volvía a brotar el siguiente mes.
No supimos cuánto tiempo estuvimos allí, creo que pasaron algo así como seis meses. Pero el tiempo en la tierra no pasaba porque cuando llegamos apenas si había pasado medio día, el recuerdo de nuestros padres llego a la memoria y quisimos regresar. No fue necesario decirlo porque ellos leían nuestra mente, arreglaron el viaje de regreso; empacaron muchas cajas de regalos y dulces para nosotros, antes de partir empezó a llover en ese lugar. La lluvia azul también, mojó los árboles y el prado, al instante brotaron flores de ellas salía un polen muy fino que ellos empacaron en pequeños frasquitos para fabricar perfume. Solamente con la lluvia se podía recoger.
Antes de subir a la nave nos hicieron prometer que seríamos buenos niños, obedientes y estudiosos, como yo era la mayor me entregaron un frasquito para que lo lanzara al lago de nuestra casa, al llegar corrimos hasta allí y lance el polen he inmediatamente las aguas que antes eran oscuras se volvieron como el color del cielo.
¡Abuelita como puedo ir a ese planeta! ¡Mi pequeño! No lo sé, pero estoy segura que los niños del planeta azul muy pronto vendrán a llevarte, por ahora vamos a descansar porque mañana tienes que ir al colegio.
A la mañana siguiente el niño despertó muy feliz, en su almohada había una cesta llena de dulces que compartió con su hermanita Sol. Corriendo donde su abuela dijo: ¡Abuelita! Es cierto todo lo que anoche me contaste, anoche fui a conocer aquel lugar, el planeta azul de los niños, ¡Es un lugar fantástico!

2020 Ago 31

cielo azul
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