Delirios nocturnos

Inesperadamente, en medio de la noche volví a recibir una visita.
Llegaron los espectros que a menudo solían merodear mis memorias.
No se anunciaron, simplemente pasaron sin esperar invitación.
Volvieron silenciosos, con deseos de acorralarme.
Mis ojos instintivamente se cerraron, pues sabían lo que su presencia implicaba.
Empecé a invocar belleza, a buscar tranquilidad, desesperadamente necesitaba una salida.
Pero no pude.
Me tomaron por sorpresa, y me mortificaron de a poco.
Comenzaron mencionando frases que sonaban a eso que se ha convertido en infierno desde tu partida.
Sonreí, pues después de tanto tiempo me he enterado que eso les hace desistir de su objetivo, pero se volvieron más fuertes.

Pasaron del susurro leve y arrullador a gritos despavoridos, los más terroríficos de este y otros mundos.
Quise calmarlos mostrándoles que ahora me encuentro en paz, que ya no pienso en lo que pasó.
Y no entendieron, no pude convencerles.
Empezaron a burlarse, inundándome en mis miedos más profundos.
Me tomaron del cuello, y sin que pudiera oponerme, me arrastraron hasta lo más recóndito y siniestro del pozo que suelen llamar "melancolía".
Y sin querer, empecé a verte de nuevo, a escuchar tu voz diciéndome "mi ojitos bonitos".
Así seguía la tortura.
Intenté aproximarme a ti, y me di cuenta que solo era un espejismo.
No pude abrazarte, no pude hablar contigo, no tuve segundas oportunidades para demostrarte todo lo que me inunda cada vez que te pienso.
Desperté, en medio del llanto.
Todo era solo una pesadilla, había vuelto a extrañarte.