Cuadros
(1)
Momentos en que la vida está hecha en cuadros,
tus ojos me miran,
como una fotografía partida en mil pedazos
y no me encuentro.
Tengo cientos de imágenes,
todos los colores se dibujan
en remolinos de arena hirviendo,
La fiebre aumenta,
hay mirillas que apuntan al futuro,
solo cuerpos de agua,
campos de tierra oscura:
tu figura ya se deshizo.
Recostados sobre los mismos huecos,
nada te incumbe,
nada voltea tu cara hacia mi,
y no ves lo fragmentado
que está el desierto.
Sigo tendido sobre rieles de acero,
la espalda y el aciago,
la cellisca que golpea en los párpados,
la boca que calla tus te quiero.
El recóndito lugar de la escena
perdida y derrotada,
anestesiada por la indiferencia,
abrumada por la condescendencia.
Estamos uno al lado del otro:
yo no estoy,
vos tampoco,
no nos hemos percatado del desenlace,
final cantando para nosotros.
Cuando escondimos en agujeros solitarios
los te amo que antes brotaban
como el silbido del pájaro
que nos acompañaba en la ventana.
Esa fue la derrota:
dejar de disfrutar lo sencillo
antes de entrar en bancarrota.
(2)
La vida recortada de cansancio,
el lánguido adiós eviterno,
ese que nos cuesta aceptar
cuando ya perdimos
las ganas de acariciarnos.
Tus ojos otra vez me miran,
y no estoy contigo,
tampoco estoy junto a mi,
floto,
buscando sincretizar mis momentos.
No hay más remedio
si las sábanas ya no sudan,
si los besos no nos guían.
Son solo cenizas que se pegan a la ropa,
nada transpira, nada respira,
estamos de vuelta en la cama,
pero ya no hay respuesta que valga.
.
El destino pérfido
y un tanto ladino,
terminó por liquidar al amor,
sin darnos oportunidad
de responder a lo establecido.
La vida en cuadros,
ya no nos ojeamos,
mis pasos están perdidos.
Tanto vacío en compañía:
te amo dicho despacio
bajo la sombra de una luna lívida.
No se escucha:
allá fue mi última jugada
manoteando para no dejar cerrar los ojos
antes de la inevitable derrota.
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