Una compleja discusión

Puedo ver, mi imperfecto rostro, reflejado cada mañana en el cristal de la dolorosa verdad.
Gritandome que ya pare de torturar, ese pequeño ego que trata de resucitar.
Agobiado por las mentiras, cada susurro al observar.
Que dilema tengo, vuelvo a caer siempre en esa tempestad.
Un dia bien y otro encerrada sin que miles de perlas brillando puedan apreciar mi dolorosa complejidad.
Me escondo y escabullo en la multitud donde almas vacías caminan con desesperación.
Por favor no busques en mi interior.
Es igual de inconcluso que mi descerebrada obsesión.
Tal imperfecto me hace ser lo que soy, reaccionando a la realidad de que este mundo no tiene cariño para gente como yo.