Tercer fantasma

¿Sigo siendo un mural de tu culpa
pintado en tonos de desesperación?
La última escena que guardas de mí:
una niña juntando espejos rotos,
creyendo que el amor era un rompecabezas
con todas las piezas de cartón.

Pero en mi rollo de película quemada,
tú eres el fotograma en blanco y negro:
tu adiós fue un viento ártico,

¿Era necesario saquear cada atardecer?
¿Regresar las cicatrices de mi padre en mi piel?
Te di las llaves de todos mis laberintos,
y usaste el mapa para hacerme enloquecer.
Ahora trazo las grietas de nuestros juramentos,
mientras tú te ibas sin observar el desastre que causaste

Tus cuchillos cortaban como azúcar,
de esos que papá servía con miedo.
Cobardía envuelta en “no quiero herirte”,
pero siempre sabiendo a veneno.
Y yo, tan boba, creyendo en tu hielo,
pensando que el frío era abrigo sincero.
Pero tú,
Tú inventaste un desastre nuevo
Explotaste mi pasado en mi verano

Las preguntas que lance al vacío
ahora son cometas sin hilo
¿Quién gana al convertir el amor en crimen?
¿Era necesario tanta destrucción?
Tú tienes tu orgullo, yo...
tengo este poema y mil cicatrices
que brillan como diamantes rotos
bajo la luna de este hogar sin nombre.

Ya pasó la temporada de caza,
pero tus balas duermen en mi costado.
Y aunque juré que no ibas a volver al papel,
acá estoy:
Escribo tu frío en versos que nunca seran las disculpas esperadas.
son abrazos para esa mujer que creyó
que un fantasma podía quedarse.
Porque tú fuiste el acto final:
después del abandono de papá,
las manos oscuras del primo...
Tú fuiste el enemigo en mi refugio,
dejando heridas que respiran
en cada poema donde no te nombro.
***
A C. U. Porque nunca pensé que él sería el tercer fantasma. No es un cualquiera, y tal vez, por eso estaba tan enojada. Quería que fuese cualquiera, pero no, él es el tercer fantasma.