Sobre la tierra

Estoy sobre la tierra.
Para ser hijo de sus manos desgajadas
y tragar un pan desaliñado que no se brinda fácil,
he multiplicado mis suicidios.
Mis rodillas han sentido el peso de un adiós,
las lágrimas de muchas cobardías.
Todo el cielo desplumado;
mi sueño en el sueño de una sombra.
Ah, bien sé
que el desierto se completa cada día,

que del error a la verdad hay un pequeño margen,
que el perdón es la venganza más extrema.
La tierra es una mujer perdida:
en la margen más engañosa de los ríos
pasea sus viejos pecados capitales,
atrapada por el deseo insaciable de vivir.

Noche sobre la noche.
Esa luz que a veces siento
es más fugaz que un beso encadenado al olvido.