Sinnombre

Medito en compañía de una taza de cafe y mi arremolinada esquizofrenia.
Miles de veces me pregunte si debía dar clausula a lo que siento, y como quien no quiere, queriendo, riendo, llorando, partiendo en pedazos lo que se gesta en mis pensamientos, le doy lápida a mis sentimientos.
Los guardo en un cofre que parece ataúd. Para disimular frente a la casta de orgullos, ya que de todas formas, no gozan de buena salud.
Se arrementen contra mi como los 7 pecados capitales, pero estos son mas, miles mas.
Los veo en su danza de la victoria, bailando entre espejos y reflejos.
Entre gemidos, gritos y ecos.
Una vicisitud, la sinestesia de amar con locura lo que alguna vez rompí con tanta cordura. No hay bronce que me premie por lo que se que he hecho, no hay perdón de Nemesis para este cuerpo maltrecho.
Una corriente de algo mas espeso que el agua amenaza con llevarme con ella hasta el final, cual pez muerto en un río.
Mas mi alma siempre tuvo mas de ave que de aletas. Y mas caída libre que agallas.