Patria de un sueño absorto
Proyecta el viento la película del atardecer,
acuarela de otoño rociada en valle hendido,
la sotana arrastrando un séquito del ayer,
del que cuelga un regreso aún dormido.
Los cantos del crepúsculo se someten
a la gula excesiva del declive,
enredando cópulas de voces
que cierran el pórtico y se extinguen.
L
la sombra reinando en patria de cerradura,
un recuerdo autónomo consolidado en prórroga
pan de campana que suena en su mocedad pura.
Pergaminos febriles lubricando la bulería
el grillo anunciando noche de brujería,
en los pedestales entrañas resucitando
soliloquios que consuelan las canas de la luna.
Celebran sonetos de cera imbricados
en el beso de melatonina que abriga el sueño,
bautizan las últimos lienzos de ceniza,
espectros de una patria huérfana de canto.
Y hereje de dueño, en el cerro cercano
patrullando vendavales misóginos de diosas
que crucificaron sus sonetos de amor
en las palmas tullidas de algún diablo.
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