Segad el destino (talad los obeliscos)


Destruyáis los simientes huesos
hacia las fuentes del espíritu.
Asolad los esfuerzos
y las ganas desde las agudas olas,
bajo la mirada de la esfinge.
Devastad los atrevidos latidos
que llamen escarbando en vano;
y dan por olvidaros del reposo.
T
se levantan desde el antiguo palacio,
que fuese refugio de mi indomable alma.
Talad los obeliscos etruscos del presente;
de cuanta llama entre tantas vidas
a la espera recorren el mundo,
por el dorado trigo.
Segad al destino,
en el silencio que surge del cuerpo
y se adentra al dobles de la mañana,
en cualesquier esquina viva.
¡Remolcad cada camino!
-El viento frente al rosto,
los grandes árboles dispersos con el follaje,
la explosión en cada copa y la celeste luz;
los laberintos y los granos del bosque;
para dar fin al flujo del ámbar de vuestra pupila.-
¡La última puerta acaba de morir…!
eclipsado temido amor abismal;
que tarde habéis llegado
para volver a rasgad las vestiduras
en mi séptimo infierno gris.
Con toda la noche y la llama por venas;
que me hallen combustión de mil vidas más,
a la expulsada orilla fin del mundo.
*
Fondo musical: Philip Glass-String Quartet No.5 -I
Autor: Gabriela Ponce de León,
La Dama Azul
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