Renata

Hacia el horizonte en la costa,
llega a la mar el viento,
y las olas silenciosas,
poco a poco se vuelven invierno,
voy con mis pies desnudos,
cansados de buscarte,
meciéndose como girones,
entre hilos de arena y niebla.

Escucho atentamente los latidos y suspiros

que silban con el corazón de la tarde,
y ese sol orgulloso, resplandeciente,
en línea recta como un sendero,
de flores de augurio y de calma.

Si estuvieras aquí en tu barca,
bañado de agua marina y esperanza,
mirándome con ese terciopelo en tus ojos,
y el corazón de la tarde entre tus manos,
si con mis dedos sobre tu rostro inmenso de gozo,
vaciara la locura de mis abrazos,
¿ Que quedaría de mi mundo?
¿Que sería de tus labios carmesí?

Si el invierno llega a otra costa,
sobre estas olas ancla tu barca y quédate,
y si el alba cae sobre nosotros,
con la piel de luz y de estrellas,
no me sueltes de la mano,
te diré al oído mil veces,
siempre con el corazón entre tus manos,
"Quédate conmigo"