QUERIDO GIO

Querido Gio:

Quiero que sepas que entre caídas,
tendrás que hacer del suelo
un punto de partida, no un final.
Confía en tus dudas,
no como un enemigo,
sino como el terreno
donde germinan
las decisiones más honestas.

P

ide noches
donde miedo y discernimiento
te acunen,
para que entre oraciones
entiendas que no todo lo oscuro
es amenaza,
y que aun la dócil luz de la luna
puede dejarte ciego.

Sin huellas que seguir,
sin sombras a tus espaldas,
decodifica en el silencio
las respuestas a lo que
no sabes cómo preguntar.

No te flageles
bebiendo lo que hiere con dulzura,
ni aspires el aroma
de aquellas rosas
que, por más que abraces,
nunca dejan de tener espinas.

No estás roto, Gio.
Solo estás haciéndote espacio
en un cuerpo
que también
está aprendiendo a habitarse.

Con cariño,
Yo.