PERVERSIÓN

PERVERSIÓN

La ciudad que me ofrece tu mirada
en su imparcialidad bien me encadena,
me ensarta, me lastima, me condena
a un mínimo puñal, pobre estocada.

No te burles, mujer, guarda el sarcasmo
si no evoco al milagro de besarte
en cierta religión que he de mostrarte...

He previsto tu risa intensamente
cuando adoraba un libro misterioso
En mis noches de insomnio y de castigo.

Permíteme soñar -alarma, urgente-
con tu clamor brutal y escandaloso,
cuando en gran perversión ore contigo.