Para ella

Voy a regalarte las rosas crepusculares
de mi inocente amistad;
tienes todo el tiempo del mundo;
pero temo quedarme como un amigo
y lo que quiero es besarte,
besar tus labios de ocaso;
hablarte de poesía;
escribirte poemas cada noche que conversemos;
mirarte a los ojos y quedarme callado
para escuchar tu silencio de oro;
que se prenden en el bosque
de la ciudad;
reírme de tu falsa amargura,
hacerte sonreír a grandes pedazos;
leer juntos libros fantásticos.
Quiero que te sientas libre,
quiero que un rojo
suspiro de tus labios
caiga en el lago de mi pecho,
en los besos de mis abrazos,
en los versos que escribo mirando la tarde.
Busco tu felicidad,
busco la mañana del amor
en tus ojos pequeños,
busco la noche estrellada
en tus libros.
Has revolucionado mi vida,
mi corazón.
Te quiero, te quiero para mí,
te quiero para ti.
Temo ser solo tu amigo,
temo no poder cosquillarte
la amargura con un beso.
Temo amarte. Temo pensarte
antes de dormir.
Temo enamorarme
y que tú no de mí.
La mañana es un albatros que se pierde
en el lejano mar;
la tarde es el suspiro
de la poesía infinita;
la noche es el canto de la luna,
la otra mitad de los espíritus;
busca en ellas tu amor,
busca en ellas un sí.

Conoce más del autor de "Para ella"