ONIRICO CABALLESCO

Era una pendiente empinada.
No podía parar de correr.
La ansiedad me mataba...
A media montaña,
ocultos en las sombras
me esperaban.
Eran dos garañones de pelaje negro.
En porte y musculatura me superaban.
Vi sus siluetas esconderse,
¡¡No le temo a la muerte!!
les grite, con esa voz,
que sale desde las entrañas.
¡¡Si no quieren morir,
es mejor que se vallan!!
Los dos salieron a mi encuentro.
Sin pensarlo dos veces,
me lance contra uno de ellos.
Lo golpe con todas mis fuerzas
y le quebré varias costillas.
Antes que reaccionara,
gire y le di en la cabeza
con mis patas traseras.
Se fue a tierra aturdido.
Quise asestarle el golpe mortal,
pero sentí un ardor en mi espalda.
El otro garañón me dio una patada,
que me lanzo contra la montaña.
Azote mi cabeza en la roca
y quede muy resentido.
A patadas y empellones el garañon
me llevaba hacia el barranco.
Cuando estaba a punto de caer,
sentí un galope y un golpe seco.
Que lanzo a mi enemigo
hacia el mismísimo infierno...
Impresionado y aliviado,
vi que era mi compadre,
mi compañero, mi amigo
de toda la vida.
Que como en los viejos tiempos
había venido al rescate
de este viejo caballo
que se las da de corcel
pero más bien es un orate…

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