MIS OLVIDOS
Visité: palacios, templos y catedrales.
Recorrí: ríos, rápidos y rompientes.
Apresé los vuelos de las sutiles mariposas,
y me embriagué con el perfume de las rosas.
Me empapé de cuentos y de historias.
De tanto y tanto me alimenté,
que cuando decidí recoger
los frutos de cuanto en la memoria guardé,
unos exiguos restos encontré.
En ella me divertía contemplando
su inmensa belleza y valor.
Apartado, pretendí utilizar
todo aquello que cuidé y asimilé:
magna riqueza que en la mente almacené.
Más como el éter
en el aire se volatiliza,
volatilizado quedó cuanto guardé.
Así se fue de mi conciencia,
el acervo enriquecedor que atesoré.
Hoy, que en recordarlo me empeñaba,
poco, o casi nada encontré.
Mas vivo feliz por saber
de cuánto bien disfruté,
aunque ante mis ojos con tristeza compruebe,
cuánto hube de perder.
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