legado hostil

Eres el primer error de todo,
el espacio infinito de mis ansias
en aquel lugar de tiempo invisible,
ya sabes, comienza a llover fuerte
así cómo también en los sueños las lágrimas retornan perdidas, sin forma
y con peso;
he decidido sobre éstas torres
de estrellas seducidas por flacos deseos,
encontrar migas hacia la tierra olvidada,
comprendamos algo si quieres,

antes no ví partir la astucia de mi espada tensa,
del roble que toquetea mis ventanas,
ni de la baldosa quebrada de moscas,
es difícil sentirse bien con heridas vivas
y cuando el día pierde su forma, así es.

En la piel las nubes duelen ¿Sabes?
claro, tal vez no entiendas el delirio
de mis palabras huecas, pues no puedo,
antes de tu nombre no sabía sobre tormentas delirantes,
¡tormenta mía! Sentada en la mesa tambaleante,
escucha el murmullo que se escurre del blando corazón,
soy yo, todo yo muere tantas veces,
y todo yo se insinúa presto a equivocarse,
esos errores que vinculan el antes de ti
deseosos de repetir la purga insensata,
¿sabes? Más tarde los complejos abonan
en los terrenos simulados en tu esencia,
eso vale como el agua entre los dedos...

Después de mí, de mi ausencia negada,
de mi infortunio privado de luz,
de mi luna hueca en noches largas
las venas portaban raíces fecundas
al reloj de arena sobre campos pulcros,
el infortunio roce de aguas en tu piel
lo hicieron, el error continuo ha conocido
los manantiales de suspiro oculto
y las heridas que deja no duermen...