Las entrañas de terciopelo


Las entrañas de terciopelo
Junto a las amasadas células las receptivas neuronas retozan en el apacible y acogedor lecho, predispuestas al silencio que se avecina.
Las entrañas de terciopelo florecen al interior de aquel que sueña,
en la fresca y lluviosa noche, regando los jardines de la imaginación.
La mente adormecida procrastina, a la trashumancia de los latifundios del corazón.
Los pensamientos sonámbulos se apoderan de la frágil resistencia del subconsciente,
Que cesa de fluir y se transforma en un sólido transparente.
La nada se volvió facto, en el letárgico arrullo silente.
Se iluminan los rincones desconocidos al tacto del raciocinio,
Lo inexpresable se transforma en verbo,
Un gorrión sin pies se mese en el vacío,
entre diástole y sístole, se conjuga el ritmo.
En el pálido sentir del corazón, que por sangre clama,
con el repicar de la leve lluvia que rosa la bruma.
Es rítmico él pulso de la sangre,
En el que el sueño se vuelve apacible.
En las entrañas de terciopelo se rehuye a lo intranscendente,
se suprime la melancolía y abrasando él aura iluminada y divergente ,
hay calma en la superficie intacta.
Y por una sola vez, se evade la realidad de lo tangible, en cuerpo y alma,
y si no puede escapar el cuerpo, por lo menos que escape el alma.

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