La niña que vivia en frente

Y conoce la historia
de la niña bastarda
de padre que fue reconocida
por él, cuando ella ya era
una adolescente,
y la llevó a su casa
de dos pisos,
y ella subió al balcón,
y dejó que la brisa
le diera en el rostro,

como una liberación,
como una parte de ella
que había concluido.

Recuerdo sus cabellos
castaños,
esbelta su figura,
toda una señorita sofisticada,
con aires de los sesenta,
y salía en verano,
con su espalda descubierta,
parecía toda una dama griega,
de vestidos y bikinis
exóticos.

Y la ví mirando
el horizonte,
en lo alto de aquel
edificio,
miraba a lo lejos,
hacia el mismo lugar
que yo deseaba mirar,
y en ese momento
me hubiera gustado subir...
Lo importante para mí,
que la ví crecer
y eso hacía que la amara.

Vivía enfrente de mi casa
y jamás me vió,
o tal vez me consideró
al menos
un hermano mayor,
cuantas veces la observé
sin que ella lo notara,
y me hubiera gustado
besarla,
tan bella retando
a sus hermanos,
dándole consejos,
deteniéndolos,
para que dejaran de golpearse,
y yo pensé que se quedaría
así para siempre,
pero un día salí al patio
en el medio de la oscuridad
del verano, y ella
también estaba
en la oscuridad,
pero en la entrada
de su casa,
ya no con sus hermanos...
abrazada,
agarrada del cuello
de un muchacho más alto,
y me quedé paralizado,
y ella me miró de reojo
y sonrió,
y lo siguió besando,
mientras me miraba
con un ojo y sonriendo,
yo me fui avergonzado.

Ahora cada que me vé
me refriega su novio,
pero cuando estoy
solo y ella sola,
me sale al paso,
y no se qué hacer,
y te ríes
hermosa y divina.

Creí que siempre
serías una niña,
y ahora ya eres
toda una mujer,
y yo me siento tan pequeño
y tan tonto
al lado tuyo.

Jamás te pretendí,
pero estabas en mis sueños.