La cruda realidad.
Estaba tan confundido
que creí necesitaba
convivir con una humana
¡pero estaba como ido!
Hubo algùn tratamiento,
tratativas con fulana,
es decir: yo pongo plata
y te hago de un machote
en la casa o zopilote
y asì se corriò la bola
como un tonto pensamiento.
Pero ella confundida,
entre ser empoderada
y saberse arrepentida
no querìa entregarme nada
más que ser como un perrito,
es decirla compañìa
o algùn otro amor refrito
al que no tocò jamàs
y que no le importa un pito
ni garompa ni entrepierna,
que es asexuada y gobierna
sobre su deseo sexual,
y todo se fue a parar
al carajo y sin prestancias
en su estúpida arrogancia,
Y al final ya entré en razones,
aunque me costó unos días,
¡que se mete aus blasones
por donde vayan sus tìas!
Tranquilo y solo me quedaré,
prefiero esta paz hermosa
que una hembra tan latosa
que no tiene ni candores.
Conoce más del autor de "La cruda realidad."