Indeleble

Sólo hubo toque suave
en los labios
y una última mirada.
Tú, tomaste
tu tren sin retorno.
Yo, me quede
sobre ésa baldosa en el piso.
No hubo llanto,
tampoco adiós
pues se había dado.

Grito mudo, desesperado
quedó ahogado.
Brazos inertes
sin dar
último abrazo deseado.
Mil pares de pies
pasaron por mi vista.
Pero te cumplí,
no llanto.
Jamás lloré tanto
como en ése instante, las
lágrimas más amargas de mi vida
te las dieron mis ojos secos.
Te sigo cumpliendo.
Distancia.
Silencio absoluto.
Créeme, jamás tendrás
a alguien más cerca.
Ni jamás escucharás
otra voz más
claramente en el silencio
que te llama, que dice
tu nombre.
Te diré también,
que ése viento que respiras
es mi viento;
que te envío y sientas
mi aliento.
Ése sol que te cobija
que te da calor,
son mis brazos.
En ésas noches de pasión
que compartes con otra
sé, pensarás en mi
como yo lo hago;
y desearás sea yo
que tu pasión y anhelos
comparta.
Escucha en tu caminar
en ésa montaña, el ave
con su canto, soy yo
quien te canta.
El agua que te baña
que recorre tu piel
son mis manos, son mis ansias;
mis lágrimas que te claman.
¿Habrá tren de regreso?

Olvídame tú que yo no puedo.