Hermanitos

Vibrando como peluches
al borde de un río sin agua
caminando de la mano por este mundo ausente
dimos rienda a la nostalgia;
y en el delirio gracioso
de un bello jardín de rosas no existentes
que permiten asirlas sin causar que te lamentes,
subimos de un salto al viento,
que con soplada armonía
nos lleva en vuelo rasante

Y en ese viaje sereno se alejan melancolías…
y cuando creemos tocar la luna y ya da miedo la altura
nuevamente nuestro viento en viraje muy abierto
activando los controles de un transparente tablero
nos deposita muy suave sobre dunas de plateado terciopelo
que sólo para nosotros fabricó con gran empeño…
un gran amigo… el dunero;
el dunero ayuda el viento… el se ocupa de las dunas
y todos los demás aspectos
que sirven para que el viaje… sea siempre placentero.

El dunero y su amo el viento, nos roban horas al día,
y así olvidamos un rato que sólo somos hermanos…
que deambulamos sin rumbo por un mundo ya arruinado
en busca no de alimento ni de ropa ni de aliento…
buscamos lo que se busca cuando libres como el viento
volamos y no caemos, vivimos y no pensamos,
nos vamos y siempre estamos,
y solo aprovechamos…
el delicado momento
de caminar bajo estrellas del gigante firmamento
y que la luna nos guie para buscar ese viento
que cada día jugando…
nos hace escribir un cuento.

El desamparo y sosiego nos dio las fuerzas faltantes
y con nuestro amigo el viento y el dunero, su ayudante
fabricamos un pequeño lugarcito
que al mismo tiempo es gigante;
en el hay miles de rosas
de pétalos tan enormes y colores tan brillantes
que parecen las banderas que se alojan por delante
para dar la bienvenida a ese gran reino
de dunas y terciopelo
que lo habitan dos hermanos asistidos por el cielo
y así, dormimos cantando…
felices porque la vida nos puso todo adelante…
las rosas, nuestro amigo el viento y el dunero, su ayudante…