Era dinero

La lengua me arde en jadeos inexplicables,
es imprescindible pensar que es producto del tiempo.
Y yo que pensaba que los sermones eran cosas de locos,
ahora me parecen mucho más efervecentes que el dinero.

El dinero que se gasta en balbuceantes regalos,
sin explicación alguna.
Un día yo quise recordar la rutina,
pero ver cosas nunca antes vistas también.

M

e di cuenta que el dinero no podía comprar las relaciones,
ni el calor,
ni los recuerdos,
ni el futuro.

Porque era algo indispensable,
a veces leal,
depende de quién lo porte,
después de todo, era dinero.