ELOISE

2018 Jun 03
Poema Escrito por
Jorge Loyola

Salió despacio; no quiso despertar al muchacho de la entrada que dormía profundamente, sentado en una silla.

Aún faltaba un rato para que amaneciera y pensó en caminar a casa en lugar de esperar un autobús o pedir que alguien lo acercara en auto.

Su cabaña estaba del otro lado del lago, en la ladera de una montaña que bajaba amablemente hasta tocar la playa, Oreste pensó "lo mejor de trabajar en este lugar, es que puedo ver mi casa desde aquí; Eloise ya debe estar esperándome, ayer debe haber horneado panes y en un rato preparará un té negro, luego partirá uno de sus panes que aún estará humeante y desayunaremos al lado de la chimenea mirando el lago. ¡Ah, mi amadísima Eloise!".

_Llegar hasta su cabaña caminando por la ruta le llevaría algo mas de una hora, pero el prefería caminar por el sendero que bordea el lago, el que usan los pescadores y la gente que vive en el pueblo que está junto a la represa, cuando va a trabajar a las casas de fin de semana que los ricos de la ciudad tienen en los alrededores.

los faroles de los espigones todavía estaban encendidos y el agua estaba en calma, una tenue luz detrás de las montañas anunciaba que en poco tiempo el sol comenzaría a aparecer , tiñendo el cielo primero de un color violeta intenso y luego un rojo brillante se reflejaría en el inmenso espejo de agua.

O

reste inspiró profundo para sentir el perfume a la arena mojada y las hierbas de las laderas y comenzó a caminar, el sendero tenía subidas y bajadas aunque ninguna demaciado pronunciada , le dolían un poco las piernas asi que decidio que al llegar al faro descansaría un rato y allí de paso contemplaría la salida del sol.

Justo unos momentos antes que los primeros rayos de fuego aparecieran en la cima de los cerros llegó al faro; en realidad no es un faro verdadero, es una construcción de una casa de veraneo que sirve para guardar embarcaciones ; allí se sentó a descansar mientras contemplaba el paisaje, algunas gaviotas volaban en la costa y un par de cisnes se paseaban majestuosamente cerca del paredón de la represa; _"no me canso de ver estos amaneceres, aunque prefiero verlos junto a mi Eloise"_se decía mientras miraba a lo lejos su casa.

Retomó su caminata tratando de apurar el paso para llegar pronto, la mañana estaba algo fría y le dolía un poco la espalda, pensó que debería tomar en unos días de descanso junto a su esposa; atravesó el dique y llego al pueblo, caminó por las sigsagueantes callecitas y por fin encontró el sendero que lo llevaría a su casa, ya le parecía sentir el perfume de los panes y el humo de la chimenea.

Cuando llegó algo le pareció extraño; por la chimenea no salía humo y Eloise no lo esperaba en la entrada; empujó la puerta y se espantó al ver que el interior estaba vacío; todo Lucía sucio, como en estado de abandono, recorrió la casa llamando a su mujer, pero ella no estaba, salió y buscó en los alrededores llamándola ; asustado bajó hasta el lago cuando llegó y se acercó al agua vio con horror la imagen que el agua le devolvía, su rostro era el de un anciano de unos ochenta años, miró sus manos y estaban delgadas, huesudas y temblaban como hojas movidas por el viento; cayó de rodillas en la arena y miró hacia la cabaña; el velo de su mente se corrió y lo dejó ver la realidad , lloró al recordar a su amada Eloise, caminó despacio hacia el árbol que estaba detrás de la casa y allí encontró la lápida.

Por el sendero llegó un auto, de el bajaron tres personas vestidas de blanco que se quedaron esperando hasta que Oreste se despidiera de su compáñera. Se levantó y solo se metió en el automóvil .

Cuando entraban en el asilo de ancianos del otro lado del lago, Oreste miró a lo lejos y le dijo al muchacho que lo acompañaba _Sabes, lo que me gusta de trabajar en este lugar es que desde aquí puedo ver mi cavaña; está allá en la ladera de la Montaña; Eloise debe estar horneado pan.

¡Ah,Mi amadísima Eloise!.

FIN

2018 Jun 03

Jorge Loyola
Desde 2016 Oct 16

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