INSTANTE
Cae la luuvia,
o no,
quizá luce el sol, alto,
sobre los tejados brillantes,
o puede que todo esté sombrío
en la densidad gris
de un día nublado
Es invierno,
o no,
aunque haga frío
y hiele aún durante la noche
Está bien así,
sea como sea,
el tiempo va pasando
sin rebelión posible
y solo queda presenciar,
esperar el cambio,
dejar que la luz nos traspase,
sea como sea,
así está bien
Un gorrión se ha posado
en el alféizar de mi ventana,
está ahí, inquieto,
y yo contemplo su pequeño cuerpo,
sus menudos pasos
antes de emprender el vuelo.
Tenía prisa por marcharse,
los gorriones son así,
como la lluvia,
que cae irremediablemente
cuando llega el momento
de esa lluvia concreta,
hoy, ayer, mañana,
en este instante tan perfecto
como cualquier otro
Siempre es única
la conjunción de todo
y una particular confluencia
me trajo antes un único gorrión,
y ahí estaba yo, atenta,
para mirarlo.
Él no me vió,
buscaba comida,
son así los gorriones,
lo suyo es buscar,
incesantemente,
y se mueven rápidos
entre las cosa quietas y entre las cosas
que también se mueven.
Buscan, revolotean y se posan
en el alféizar de una ventana cualquiera,
dan unos pasitos y luego parten,
y lo que estaba inmóvil
a veces sigue inmóvil,
como la piedra,
y otras se mueve,
un parpadeo, una corriente de aire,
la tibia piel que se estremece...
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