El tiempo

Un día el tiempo te viene de frente, apurado, por la vereda que vas andando ingenuo, seguro de todo, cantando. Te choca en un descuido, te volteas a mirarlo y ya va doblando la esquina. Que pena. Ya te robó y no te diste cuenta, pero ya no hay caso. Al cruzar el semáforo, y a media vereda siguiente te descubrís robado, queres corretear a ese ladrón, pero ya dobló la esquina. Ya esta muy lejos.
Tu cielo azul se precipitó de nubes que se pincharon. Así están las cosas ahora, con un montón de gotas saltando desde los edificios del cielo, rebentandose las almas contra todo aquí abajo. Metáforas kamikazes de tu suerte.
Pero bajo tanto suicidio repentino la vida continua, debe seguir, aunque no tengas paraguas, aunque te estés mojando, y estés robado, y empiece a soplar el viento con el agua en tu contra y te cierre los ojos, y estes bien jodido saltando charcos.La tempestad. Siempre habrá un techo para refugiarse.

En estos días, como siempre que vuelve a llover por aqui, la lluvia me pegó esa nostalgia obsesiva acostumbrada de días grises, que va castigando el alma al compás que las gotas caen sobre los techos y las calles. Los recuerdos se arrastran en las gotas en los cristales de alguna ventana empañada.
La nostalgia la comedida, la que siempre esta ahí, cómplice de la soledad, que nunca falta… conversan de lo robado, debaten como recuperarlo, como un pinki y un cerebro tratando de conquistar el mundo.El mundo del tiempo.