Arropar

-I-
Cuando vuelvo atrás,
se mira infinito en su atavío
a la ternura frágil.
Y en las manos
el corazoncito se dilata
tras la dulce melodía;
donde el pulso interno
pareciera romperse a llorar.
L
y el arpa de oro bendecida
ofrece silenciosa su saludo inicial.
Por el camino la música llama,
y toca a la puerta colgado de caricias
al abrazar en cada rincón,
la ceremonia de inocencia intacta.
-II-
El resplandor inicial
en cada instante y en cada edad,
por la vereda del bosque.
Desde tiempos distantes
viniendo cercano al mundo,
naciendo con la corona de flores
dentro el aroma de vuestra presencia.
El mar del silencio refugiado
se aparta del orbe,
y recoge tan solo, el amor sagrado
en su laberinto de coros encendidos.
La dulce caricia anegada
llena al pulso de vuestro mutismo,
como un mágico sueño de fragancias.
La luz del alba, mimosa,
entra de puntillas por la ventana
y la canción de cuna extendida de estrellas,
arropa de primavera al alma
igual que al susurro matinal.
ϴ
Dedicado al escritor y poeta,
abrazado a su niño interior.
Julio 10, 2022
© 2022 Gabriela Ponce- La Dama Azul
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