EL ESPEJO
En cada estación me detenía, corría hasta encontrar un espejo, pasaba unos cuantos minutos observando a una niña, quizás adolescente o tal vez una mujer golpeada.
Su rostro pálido, sus pómulos bañados con lágrimas de sangre, piel desfallecida y moreteada, con su mirada afligida intentaba decirme algo, ¿Qué? No lo sé.
Miraba a todos lados, los demás actuaban como si nadie existiera en los espejos, acaso, ¿Será un fantasma extraviado? ¿Un alma sin descanso? Le pregunto pero no contesta, mantiene el silencio a su favor.
Llega la mañana, la tarde, la noche y ella sigue en los espejos, estoy perdiendo la cordura, ansiolíticos y antipsicóticos al sistema pero no es locura.
Uno, dos, tres espejos y la veo en cada uno, me siento perseguida, enciendo un cigarrillo, fumo y ella sigue inmóvil.
¿Cómo es posible?
L
Parece estar expirando, ¿A dónde vas?
Detente por un minuto, ¿Quién eres?
Me contesta; soy tú, soy ella, soy todas las mujeres que callaron frente a un espejo y agonizan de poco a poco hasta convertirse en el fantasma del espejo.
Jeannette La Poeta Gótica
Puerto Rico/Estados Unidos
Derechos Reservados De Autor
Foto tomada prestada de las redes.
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