El caballero del avellano

EL CABALLERO DEL AVELLANO

(Caballero)— ¡Al galope mi caballo, hay princesa que auxiliar!
Pues yo soy un caballero y la debo de asombrar.
(Escudero)—No, no y no, no vais bien, sepa vuestra merced. ¡Escuchad! Y así sabréis, para ser un caballero hablar bien es lo primero, bien osado sois pues vos en espléndida masía, una tarde como tal recitar sin poesía, no marchamos hoy de aquí sin triunfar el castellano. ¡Y bajad del avellano! No resbalen vuestros pies.
(Caballero)— ¡Haa!
— ¡Al galopef mi caballo, hayf princesa que auxziliar!
Pues yo zoy un caballerof y la debof de azombrar.
(Escudero)—Parecióme no entender las palabras de su boca, ¿qué es eso que decís? Pruebe, pruebe mi merced, mas inténtelo otra vez, mientras quede vino y queso dele usted a la sin hueso, pero debo de avisar mientras poso aquí sentado que parece a mi entender es lenguaje, inventado.
(Caballero)— ¿Qué inventado pues me dices?... ¡Qué he caído de narices!

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