EJÉRCITOS IMAGINARIOS

Helos ahí: gallardos, altaneros,
frente a frente, engreídos y ruiseños.

Ejércitos imaginarios
cuyo comportamiento no entiendo.
Atentos todos, muy atentos:
a la entrevista televisiva,
a la foto del momento.

Cada uno exhibe su extrategia,

el uno, desprecia al otro,
para vergüenza y bochorno
de quien le concedió su voto.

Pequeños reinos de ratones que...,
quieren ser reino leonado.
Enfrentados en dímes y diretes,
sin querer decidir quien
comenzará a roer: el queso
por todos, anhelado y deseado.

Todos dicen, todos hablan,
palabras que nada resuelven,
que a nada se comprometen
y que a todos no convencen.

Solo, reproches y chanzas,
el uno al otro se ataca,
con razones que al oido
música celestial regala.

Se encuentran, se saludan,
reverentes, educados,
con entusiasmo se abrazan,
se estrechan las delicadas manos
que no conocen la dureza
del trabajo en las zanjas.

En tanto estudian su estrategia
de ejércitos imaginarios,
el pueblo que les aupó
a tan ilustre estrado,
sólo escucha sus reproches,
del uno y del otro lado.

Rumia su necesidad,
llora su desencanto,
su sancionado descubierto
por el rescatado banco.

Sin que nadie le proteja,
sin que nadie le dé la mano,
vive ahogado en la miseria,
que ladrones e incompetentes,
poco a poco, le han dejado..

Sigan pues los generales
de reinos arratonados,
con sus absurdos ejércitos,
jugando y diseñando,
sus alocadas estrategias,
mientras, la sangre del pueblo,
pobre y estéril va quedando.