Tributo que el tiempo guarda

Sed desde los ojos
al dueño de mi alma;
bajo el beso del más dulce anís
que vive en mí, al recuerdo;
alrededor de su mirada.
Anegarse al temor y al vacío.
A la lejanía
por alcanzar sin manos su pecho,
y al frágil vuelo
Desgracia verdosa en esta mirada
disipada a su sombra
entre voces de silencio.
Anulada de mi figura que inspira
el umbral de los besos
de ajenos labios;
mientras mi lira solo se apega
a la lenta distancia.
Es el silencio en su melancolía
quién transforma a la estrella fugaz,
y en su estela un murmullo de tiempo;
a la búsqueda de sus trazos.
Una constante asfixiada
de dolorosa quietud.
¡Un incendio¡
Es ruinas, espinas,
mutilación de sentidos.
Es agonía en el ensueño;
tributo que el tiempo guarda
veneno y amor adentro.
Gabriela Ponce LS

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