Doce a.m (12:00 A.M).

Doce a.m.
De nuevo el vacío
se hace sentir, esa sensación de estar perdido
sin rumbo fijo cuestionando todo, agobia.
A esta hora la vida no parece ser tan interesante
como a medio día, y yo, por lo que veo,
no soy tan especial a medio día ni ahora.

Otra vez, justo a media noche,
mi mente me juega sucio recordándome

lo miserable de mi existir,
y aunque intento hacer bien las cosas,
alguna fuerza externa, sin control,
viene y me tumba sin pena alguna.

Soy consciente que a estas alturas esperaba más de la vida,
esperaba más de mí mismo,
quería alcanzar las estrellas y conquistar el mundo,
pero hasta ahora no alcanzo siquiera
a mantener un orden y ser coherente con lo que pienso.

A estas horas, me cuestiono y sobre pienso mucho las cosas.
¿Soy feliz?-Claro que no.¿Estaré siendo un buen hijo? ¿Un buen amigo?
Esto se vuelve más crónico al pasar las horas.
¿Que me está pasando?
¿Dónde quedaron los sueños que me prometí?
¿Dónde está la pasión que solía sentir?
Cada vez me reconozco menos,
cada vez me convierto en alguien que no quiero ser,
con actitudes que detesto.
Puedo mencionar un sinfín de cosas
que se me pasan por la mente a media noche
y hacen que me aborrezca gradualmente un poco más.

Aquí estoy, en medio de la noche
y mi mente en el techo proyecta mis miedos,
mis anhelos, demás angustias,
sin importarle que tengo cosas que hacer cuando amanezca.
Es así cada doce a.m. que me encuentro sobrio, sin importar a la conclusión que llegue,mañana a la misma hora será lo mismo.
Bien dicen que la mente es nuestro peor enemigo
porque sabe nuestras debilidades,
nos conoce mejor que nadie
y dudo mucho que podamos ganarle.