Desde lo profundo de mi frente
Se ríen los cristales de mis pies sangrantes
al contemplar el ocaso de mi culpa lacerada,
ante la impotencia de la verdad callada
sobre el espasmo ansioso de una trémula mirada.
Me mira con deseo el fracaso de mi mentira
mientras sofoca en mí los latidos de mi traición
escociendo el grito ahogado de la inseguridad culposa,
sobre el pernicioso latido de un sentimiento ajeno.
L
con lágrima ambigua subrayada en rojo
símbolo de vergüenza ondeado en bandera
soportando poco el frenesí del corazón.
Suavemente se apodera mi alma del cuerpo centinela
delicadamente en su forma de nubes y espinas
desatando la tormenta húmeda del fuego frío
y se oprime suplicante ante la luz informe.
Oh! dulce dolor del fracaso inmisericorde
la desesperada impotencia de mi fallo impío
porque muero ante tu sonrisa refulgente
y vivo torturada de la realidad inexistente.
Y me marca el suspiro esbozado de mi espera
transformado en cadenas de mi deseo fatuo.
Prisionera de la tierna aflicción mercurial,
dejando que las sienes sangren terquedad.
Eres la figura de un sueño pasajero
señor de un castillo de plumas transparentes,
y ahí, dime, si puedo ser mártir esperando ser rescatada
si en tus pensamientos soy princesa capturada.
Líbrame entonces, del dolor y la vergüenza,
del llanto impío del amor pernicioso.
Olvídame entonces, entre el fracaso y la impotencia,
del frenesí y el fracaso en la traición.
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