Damasco

Se escucha en silencio
el paso estrecho de un sendero jubiloso,
morada de tierra revelada.

Un ejército Alejandrino
sobre flores de hierro silvestres;
tambores a las ocho puertas,
místicas vías.

Fiero acero nace

absorbiendo denso;
entra la muerte nutriendo la vida,
vertida la sangre en la sombra;
alimentando las raíces de la ciudad antigua.

El fuego eterno en la dicción;
una ceremonia que troza el pecho
al brote de un aceite interior,
y un imperio de jazmín que se apaga.

Madrugadas de campiña púrpuras
granito que cruje al golpe del martillo;
la tierra roja de la grandes ruinas.
*

Enero, 2017
© 2017 Gabriela Ponce de León, La Dama Azul. Todos los derechos reservados.