Cunqueiro
Otros se ahogan
con media cuartilla.
Pero tú ,no…
Tu sujetas la inocente hojita de armiño
por sus cuatro esquinas
y con tus dedos de órfebre prodigioso,
vas doblando
el inanimado papel,
hasta convertirlo
en una primorosa chalupita
Y con ella te acercas al Cantábrico,
desde tu ciudad episcopal.
Te echas a la mar,
siempre serás marino
y la modesta barquita
la transformas en expléndido velero
siguiendo los oscuros procedimientos
que te enseñó El mago Merlin.
Y desde el horizonte se acerca
a saludarte , en su dorado bergantín,
tu querido Simbad.
Y una gaviota recien peinada
te entregará un pergamino
con noticias nuevas
de la Biblioteca de Alejandria.
Y escucharás el ronco sonido
del bombardino bretón
que ameniza las fatigas
de los carromatos invisibles
que atraviesan las noches
del norte de Francia.
Y con tus ojos de sagaz grumete
divisarás esos seres misteriosos
que viven en el fondo del mar ,
enormes,
que se engullen un barco entero
de un solo bocado,
incluida la tripulación
Y yo esperaré
en la orilla
tu vuelta
y te pediré,don Alvaro,
que me cuentes,
si no estás cansado,
cómo te ha ido el día.
Contado como siempre
lo has hecho…
despacio…despacio…
con muchas comas
entremedio.
Conoce más del autor de "Cunqueiro"